Vaya dos días llevamos. Ahora resulta que después de un mes quejándonos de los mulos que salen por el portón de los sustos, por falta de absolutamente todo, nos seguimos quejando cuando por el mismo lugar aparecen toros exigentes, con dos colgantes muy bien puestos en los cuartos traseros.
Bravura, casta y nobleza es lo que hemos podido disfrutar en estas dos última isidradas gracias a su derroche por parte de los animales para vender cara su muerte, y es que claro, nadie quiere morir. Pero debe ser que el color cárdeno no pega mucho con los atuendos de traje y corbata, o que el hondo toro de Huelva no tiene cabida, cuando los cánones de belleza vienen marcados por acapachadas espigas.
A más de uno le recomendé estudiarse el Cossio a conciencia no hace demasiadas entradas (será que tengo muchas jaja). Y lo vuelvo a hacer ahora, si es que no has visto la casta y la bravura de los escolares y los cuadris.
"Es que estos toros no permiten el toreo y el lucimiento", señores, esto qué es, ¿la fiesta del toro, del torero o de los dos?. "Es que el toreo moderno bla bla bla bla y muchos blas", qué toreo moderno ni qué ocho cuartos. No hay toreo moderno ni toreo antiguo. Lo que hay es que torear cada animal como él te pide.
"Si esto fuera domeqc estaríais echando pestes". Seamos realistas, si esto lo hace un domeqc, hay tal orgasmo en Las Ventas que tendrían que suspender por granizada. Cada toro tiene sus atributos y sus condiciones y exigencias, y comparar a unos con otros, además de un cinismo descarado, es tanto como comparar a Dani Alves o Roberto Carlos con Mariano Pernía.
"Es que estos ganaderos buscan la tragedia". Mira, un toro puede sesgarte la vida, tenga la procedencia que tenga. Y el que se pone delante, sabe qué puede y qúe no puede hacerle al animal. Habrá quien pida que estos toros vayan al matadero ¡¡eso sí sería una tragedia!!. Mandar al matarife al toro bravo por excelencia, sin darle opción de luchar por su vida. Esto es lo que pasa cuando se cree en la existencia del toreo moderno.
Señores, estos toros bravos y encastados tienen sus complicaciones, y pueden salir más o menos alimañas, más o menos noblones. Pero lo que no se puede es demonizar al eje central de la fiesta, el toro, por vender cara su muerte.
En términos generales, la de Cuadri me pareció la más completa de todas cuantas se han lidiado en el ciclo isidril, a falta de los Adolfos de hoy, pero no como para hacer saludar al Mayoral. Rafaelillo se dejó al toro de la feria en el caballo y no terminó de acoplarse al noble y flojo sexto, (el cuarto no lo pude ver). Luis Bolivar le sacó a su lote buenos pases, pero de los dejó con los apéndices puestos. Y, Don Javier Castaño, tras el volteretón, bastante hizo manteniéndose en pie. Yo hubiera vuelto a mi casa con muñones en las manos de aplaudirle.
Seguramente, estas líneas ni te gusten ni las apruebes, pero es mi particulas opinión sobre lo acontecido.